Llega la noche y sus palabras son la invitación a el encuentro que ya no me entusiasma, porque luego de tantos intentos de roce, provocación y besos que no tuvieron éxito, ya no me siento mujer sexual buscando satisfacción, sólo quiero meterme a la cama y esperar que mañana estemos dispuestos los dos a seducir y ser seducidos por el otro a lo largo de nuestros encuentros en la jornada.
No poseo botonera!- dijo Pepa la Paranoicoqueta
A falta de engranajes y palancas, necesito dedos tiesos rozandome las nalgas al pasar.
Que me miren un poco el culo cuando me levanto y también cuando me agacho.
Una lamida impredecible en el cuello, justito detrás de la oreja cuando creas que sea osado.
Que me mires las tetas cuando te hablo, carajo!
Que me hagas callar con un beso que provoque contorsiones vaginales en un lugar no apropiado y el momento menos indicado.
Que cuando me mires de lejos me sonrías como cuando te querías voltear a esta turrita.
Puffffffffff....
Pepita siguió toda la noche gritando como una desheredada del placer existencial.
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