lunes, 28 de enero de 2008

La excitación femenina


En este proceso intervienen todos nuestros sentidos, la vista, el tacto, el olfato, el gusto y la audición; y es importante que todos ellos disfruten de los cuerpos, de su textura, de su sabor, de su aroma, de los gemidos y su desnudez. Y por supuesto, la mente, con sus deseos y fantasías.

Si bien hay quienes somos más sensibles con alguno de nuestros sentidos que con otros, nos referiremos al hecho de saciar a todos ellos en un solo encuentro, teniendo en cuenta que todos pueden experimentar la excitación por separado, pero no así en el orgasmo, donde la totalidad del cuerpo lo experimenta.

La excitación puede surgir voluntaria o involuntariamente. El aire y sus caricias en nuesta piel, algunas palabras o gemidos, la ropa y su roce, una vibración, cualquier cosa, puede despertar nuestro instinto sexual, en cualquier momento.

Cuando somos niños pequeños el orgasmo aparece como algo netamente físico, este hecho no está presente en nuestras mentes, es algo desconocido para ella. Recuerdo de pequeña experimentar el orgasmo, sin tener idea de lo que era, apretando las piernas, deslizándome por la baranda de la escalera de mi casa, o trepando por postes y quedándome estática allí algunos segundos mientras esa sensación me daba cosquillas por todo el cuerpo. Afortunadamente los mayores de mi hogar nunca sancionaros estas actitudes lo que me permitió en la pubertad masturbarme sin culpa ni malos pensamientos.

Más adelante, cuando tenemos conocimiento real de lo que sucede con nuestros cuerpos, la mente pasa a interpretar un rol muy importante, la punto que ella sola, sin la estimulación de ningún otro de los sentidos puede excitar todo nuestro cuerpo. Algunas veces he logrado llegar al orgasmo sin la intervención de ninguno de mis sentidos, simplemente fantaseando tirada en una cama. No es muy sencillo, pero con la correcta relajación se puede adquirir un estado de “trance mental” en el que todo es posible.

Volviendo al tema de la pubertad, es muy importante lo que se nos enseñe en esta etapa, ya que puede marcarnos de por vida. Hay personas, que han sido sexualmente mal educadas, y de adultas sienten que el impulso sexual es impropio, malo, negativo, y entonces lo reprimen, sienten culpa de que su cuerpo esté al mando. Otras relacionan la excitación sexual con amor, o enamoramiento, lo que tiene también un mal resultado.

Si bien esto suele darse generalmente en las mujeres, está también presente en los hombres, que a pesar de estar más familiarizados con la excitación sexual y la masturbación, los hay quienes se reprimen, o mal interpretan las señales de sus cuerpos.

También están las personas que son muy abiertas con su sexualidad, y buscan estímulos sin importar donde o con quien, lamentablemente cuando se trata de mujeres, estas son catalogadas de “lascivas” o “putas”, cosa que habla muy mal del pequeño cerebro del catalogador.

En el proceso de excitación, la mujer atraviesa por dos cambios:

Vasocongestión: Se dilatan los vasos sanguíneos favoreciendo la circulación y como resultado los órganos genitales, pechos, vagina, clítoris, se agrandan; cambia el color del cuerpo y se percibe más cálido al tacto.

Miotonía: Es la famosa tensión sexual, una tensión muy agradable en el cuerpo. Los músculos se tensan, y las terminaciones nerviosas se cargan de energía. Hay mujeres que en esta etapa se asustan y no llegan exitosamente al orgasmo.

Una descripción algo médica sería decir que en el proceso de exitación en la mujer podemos destacar, en primera instancia, que la vagina se lubrica y los dos tercios internos se expanden; el útero y el cervix se levantan hacia arriba para dar espacio al pene, los labios mayores se separan y aplastan mientras que los labios menores aumentan su tamaño. El clítoris se inflama, los pezones pueden estar erectos y los senos aumenter de tamaño. Aumenta el ritmo cardiaco produciendo la vasocongestión que causa que la apertura de la vagina se reduzca en un 30% para “apresar” al pene u objeto penetrante. Luego la lubricación disminuye y los labios menores aumentan su espesor y pueden también cambiar su color, de rosa a rojo y de rojo a morado en algunos casos.

Durante el orgasmo se suceden las contracciones musculares en el tercio exterior de la vagina, el útero y el ano. Al continuar el orgasmo, que en las mujeres puede durar 30 segundos, las contracciones son menos intensas y espaciadas, variando en cada mujer (3 a 15 contracciones por orgasmo) Las ondas cerebrales también se ven alteradas.
En algunos casos se da la eyaculación femenina, cosa que personalmente desconozco, pero hay mujeres que rocían liquidos durante el orgasmo, la realidad es que aún los sexólogos no se han puesto de acuerdo sobre si es orina o realmente una eyaculación, de todas maneras, hay mujeres que manifiestan un mayor placer al instante de estas liberaciones de fluidos.
Para finalizar, ya en el pico del orgasmo suele experimentarse cierta rigidez en todo el cuerpo.
Una vez alcanzado el orgasmo, si la estimulación continua, la mujer puede volver a experimentar orgasmos. La vagina tiende a retomar su estado natural, pero pezones y clítoris conservan la sensibilidad, al punto que cualquier estimulación puede ser incómoda.
Puede presentarse mucha sudoración, y respiración profunda, el corazón se acelera nuevamente.


Si el orgasmo no es alcanzado, las mujeres experimentamos cierta pesadez, molestia e incomodidad en los órganos genitales.

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